Carlos Fuentes | 26 dic 1995
- No es un buen momento para ejercer Liderazgos en América Latina 50 millones de mexicanos viven el la pobreza y 20 millones, en la miseria
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- En esta segunda parte de su ensayo sobre la actual coyuntura mexicana (la primera se publicó en EL PAÍS DOMINGO), el escritor Carlos Fuentes, hace una reflexión sobre el papel histórico de México en relación con su poderoso vecino del norte.
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Desde la II Guerra Mundial, las sucesivas administraciones
norteamericanas han apoyado a los gobiernos mexicanos del PRI porque éstos les
aseguraban la seguridad de su frontera sur. Los vicios antidemocráticos del PRI
eran condonados por ese motivo. Los magnificados pecados de Gobiernos
democráticamente electos, como los de Arbenz en Guatemala, Goularu en Brasil,
Cosch en la Dominicana o Atiende en Chile, provocaban intervenciones y
derrocamientos. Las virtudes autoritarias del PRI, sólo mimos y ocasionales
regaños por no romper con Cuba. Pero si el PRI-Gobierno deja de servirles a los
norteamericanos, si a la ola de trabajadores migratorios, a la creciente fobia
antimexicana en Estados Unidos, a la crisis económica de México, a la muy
expuesta decisión de Clinton de hacer el préstamo de emergencia a México y al
arma crítica y electoral que esto, el TLC (Tratado de Libre Comercio), el
racismo y la xenofobia le dan a los republicanos, se añade una marejada de
corrupción como la que ahora nos inunda, un desprestigio internacional como el
que ahora nos amenaza, el Gobierno norteamericano va a buscar fórmulas de
recambio. Si Zedillo no las ofrece, Estados Unidos idealmente indicarán al PAN,
aureolado por sus victorias electorales, como el garante doble, de la democracia
en México y de la estabilidad estratégica norteamericana.Pero la
responsabilidad del presidente de México es la más grande, de todas: aquí, en
Tijuana, en Ciudad Juárez, en Matamoros, empezamos nosotros, toda América
Latina. Ésa es, nos guste o no, la- carga si ustedes lo dicen, la fortuna si
prefieren, de México: ser el rostro mismo de una identidad, el escudo mismo de
una independencia. No podemos renunciar a esa posición histórica, ni siquiera
no hay porqué- en nombre de la interdependencia creciente entre México y
Estados Unidos. Sólo hay interdependencia entre independientes. Si no, hay
servilismo. Carlos Salinas lo sabía y me lo dijo un día: Los Estados Unidos no
quieren el petróleo. Quieren el poder.
No cometerá otra infidencia. Pero si cito esta frase del entonces
presidente de México es porque se inscribe en el tema. que él mismo ha puesto
en el centro del actual debate: '.'Esta tremenda lucha política". La lucha
es por el poder y el poder es para determinar qué clase de país vamos a ser',
qué, clase de modelo, nos va a regir, qué clase de comunidad vamos a ser, qué
clase, de comunidad vamos a construir para el siglo XXI., Carlos Salinas no se
mide para declarar, con énfasis digo de Siqueiros, "no hay más ruta que la
nuestra": "El proyecto de reforma que yo impulsé, con los problemas y
errores que asumo, se llevó a cabo porque en el mundo de hoy no parece que
otras naciones sigan un camino más eficaz. En el deba te interno del país no se
ha presentado un proyecto alternativo claramente mejor, excepto volver a
repetir experiencias de pasado".
Disiento de esta afirmación del licenciado Salinas por vanos motivos. En
primer Iugar, supone la existencia de un capitalismo monolítico mundial, basado
en las teorías y prácticas salvajes de los Gobiernos de Margaret Thatcher y
Ronald Reagan, dos formas antiestatistas que cargaron a sus respectivas
naciones de mayores deudas, cargas y reglamentos que en toda su historia
pasada: para combatir al Estado se creó: un super-Estado encargado de combatir
al Estado. Ésta es la "economía vudú" como la llamó, en un arrebato
de lucidez, George Bush: disminuyen impuestos, aumenten gastos de defensa y
olvídense de los déficit. La riqueza acumulada en la cima goteará, tarde o temprario,
hasta las bases sociales, hará ricos a los pobres. No sucedió. Nunca ha
sucedido. Jamás sucederá.
Hay otro capitalismo, el de la, Comunidad Europea en términos generales,
que al lado de la iniciativa empresarial y la filosofía de las ganancias,
estimula el capítulo social de la economía extiende las redes de la protección
social que permiten sobrellevar las inevitables crisis del capitalismo, reparte
riqueza, ciuda educación, comparte la gestión con los trabajadores, y confía en
que a mejores condiciones laborales, mayor número de consumidores, mayor
estabilidad política y mayor responsalbilidad colectiva.Y existe, por último,
el capitalismo de Estado japonés, acaso el capitalismo más vigoroso del mundo,
en el que el sector. público (el famoso MIT) y el privado, caminan de consuno.
México es un país de casi cien millones de habitantes, en el cual cerca
de cincuenta millones viven en la pobreza y por lo menos veinte millones en la
miseria. Carecemos de los colchones que en Europa y Estados Unidos hacen
llevaderas las crisis para las capas menos favorecidas. La mayoría de los
mexicanos no ha conocido otra cosa sino la pobreza. El Estado revolucionario le
amuebló la casa a una burguesía comercial e industrial incipiente . y en vez de
exigirle que pagara la renta, le subsidió a la servidumbre, le regaló la luz
eléctrica la gasolina del auto y hasta el auto mismo. El modelo de la
sustitución de importaciones, la hiperprotección de la clase empresarial y las
altas barreras aduanales, nos permitió, sin embargo tener un desarrollo
sostenido del 6%. anual con inflación de un dígito, durante 40 años. La crisis
del sistema a partir del 68 y Tlatelolco llevó a Luis Echevarría a extender el
sector público para fortalecer el papel del Estado como impulsor del
desarrollo. Como en el resto de América Latina, esta política, lejos de
fortalecer al Estado, lo debilitó: de Argentina hasta México, el estatismo
crepuscular hizo promesas que fisicamente no podía cumplir, convirtiendo al
Estado en sostenedor efectivo de demasiados clientes: fuerzas armadas, empresas
privadas," clase obrera, clase media, campesinado, acreedores extranjeros
marginó a los demás.José López Portillo sacó la varita mágica para exorcizar
todos los problemas y preparamos para "administrar, la riqueza" el
petróleo.
Bastó la coquetería 50 millones del mercado petrolero -saturación y de
mexicanos bajá del precio para- hundimos en viven el hoy de la deuda externa y
eterna en la pobreza Miguel de la Madrid libró una batalla de retaguardia: en
la miseria fue el capitán de un barco que estuvo ' a punto de hundirse, que no
se hundió gracias a él, pero que tampoco pudo salir del cabo de las, tormentas
y dirigirse a alta mar. Ésta fue la misión del audaz, inteligente, carismático,
seductor Carlos Salinas de Gortari -que dejó la presidencia con un 75% de la
aprobación de las encuestas.
Hágase un día, con mayor objetividad de la que hoy es posible, el
balance del sexenio de Carlos, Salinas de Gortari.
Hay luces. Hay sombras. Hoy sólo vemos éstas. La irritación, el coraje,
la inflamabilidad de la mayoría de los mexicanos contra Salinas es algo nunca
visto; él es, en efecto, "el villano favorito" como se decía el actor
Eric von Stroheim en la era del cine mudo "el hombre al que usted adora
odiar". ¿Por qué este brutal en no? Porque nadie llevó las expectativas
nacionales tan alto como Salinas sólo para verlas, al cabo desplomarse tan
bajo. Durante otra grave crisis, la de la deuda e 1982, había en México bastan
dinero para que el aumento de las tasas de interés le produjera buenas
ganancias a la clase media.En 1.995, los bolsillos están vacíos y aumento de
las tasas sólo significa tarjetas de crédito impagables: movimiento de El
Barzón no pudo ocurrir en 1982, es el producto más típico del empobrece miento
actual. Acumúlese a esto la desesperación. de una pobreza general no superada,
sino peor que nunca; un millón de empleos perdidos en lo que va de este año;
descenso brutal del poder adquisitivo; el deterioro creciente de Ios servicios
sociales. Salinas, el vendedor de ilusiones, es el blanco comprensible de los
agravios acumulados del pasado lejano y de pasado inmediato. Se le identifica
con un modelo en bancarrota que sólo ha entregado más corrupción , más pobreza,
inestabilidad crimen...Sin embargo, éste es sistema, éste es el modelo que el
presidente, desde su peregrina defiende, y el que su sucesor no sólo hereda
sino que, asimismo hace suyo.
¿No hay más ruta que ésta ¿Está condenado Zedillo a pagar los platos rotos de la política de s antecesor y multiplicar sus errores de fascinación macroeconómicos moneratismo rígido, e intolerable abstracción del sujeto real de la vida económica, el ser humamo, su familia?
No hay qué poner la carreta la macroeconomía por delante de los caballos
de la microeconomía. Hay que crear empleos y fortalecer el poder de compra del
salario.
La disciplina fiscal en sí no ganará, tampoco, más inversiones. Esta no
vendrá en plan de socorro a un moribundo, sino de asociación con un atleta. Las
inversiones vendrán en grande cuando los extranjeros nos vean reiniciar una
producción vigorosa. L soluciones externas, son negociables y lo serán cada vez
mas adentro del país se privilegia a 1la pequeña y mediana empresa, se da
prioridad a la producción, empleo y el salario y se alivia a la clase media hoy
a punto de ahogarse en deuda, vertical descenso de vida, imposibilidad de pagar
la tarjeta de crédito la mensualidad del auto, la hipoteca del apartamento, la
escolaridad de los niños icarajo!, ni la casa chica,...
No hay otras soluciones, ni el estatismo del pasado la mercadalotría del
presente. El problema no es m gobierno ni menos gobierno, mejor gobierno.
¿Tendremos todos los ciudadanos, desde el presidente hasta el último de
los marginados, la voluntad, la imaginación, el patriotismo, para proponer y
crear la comunidad mexicana del siglo que viene?.
Esto es lo se se juega en medio del desplome de un sistema político
anticuado, la injuria de los crímenes y corrupciones sin fin, y, agotamiento de
los modelos de desarrollo en quiebra, lo mismo el Echeverría que el de Salinas.
ensayo tomado de: http://elpais.com/diario/1995/12/26/internacional/819932419_850215.html
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